Por Sergio Araiza
Existen una serie de identificadores que usamos ante las autoridades o en nuestra vida diaria sin darnos cuenta por ejemplo: el DNI. el número de pasaporte, el número de licencia de conducir, el número telefónico. Es decir a lo largo de nuestras vidas coleccionamos un sin fin de “identificadores” pero… ¿Qué es la identidad?
La identidad es uno de los principales derechos humanos de las personas, aunque se encuentra establecido en diversos instrumentos jurídicos internacionales, al igual que en otros países el acceso a la identidad está decretado en la constitución de cada país el cual obliga al Estado a llevar el control de las personas nacidas dentro de su territorio otorgándoles - de inicio- un acta de nacimiento para poder identificarse en forma individual. El derecho a la identidad es considerado como una “llave maestra” que abre el acceso a otros derechos pues dota de personalidad jurídica y nacionalidad a las personas para que éstas puedan acceder a realizar trámites y servicios desde el inicio hasta el fin de su vida.
Uno de los principales problemas con la identidad es la falta de propiedad de la misma y de los datos que produce, es decir, actualmente todos los registros se encuentran en poder de las autoridades los cuales se integran en datos que no se comunican entre sí, generando una carga para las personas que requieran realizar trámites y solicitar servicios públicos para que se identifiquen y sobre todo comprueben una y otra vez la identidad que les otorgó el Estado a través de documentos públicos emitidos por las mismas autoridades que exigen su comprobación en procedimientos tardados.
En ese sentido, las personas con el paso del tiempo guardamos documentos públicos que de ser extraviados o dañados nos quitan identidad y por ende nos restringen el acceso a bienes y servicios públicos y privados, por tal motivo, la identidad no nos pertenece, ni se presume, por el contrario se comprueba en cada acto jurídico o administrativo que queramos en el transcurso de la vida. ¿Esto te suena conocido? Dicho problema no es casualidad, esta consecuencia se llama burocracia y surge de la desconfianza que tiene el gobierno para asegurarse que es la persona “real” quien gestiona un trámite y no una suplantación de identidad
Aunque en los últimos veinte años se han avanzado los mecanismos para la identificación como el registro de datos biométricos, la realidad es que existen importantes problemas de seguridad de protección de datos personales y sensibles, además de privar de la identidad propia a la ciudadanía.
Sin duda el avance tecnológico y en particular el uso de las tecnologías web 3 nos permite hoy en día considerar entregarle a cada persona la propiedad de su identidad como una forma de garantizar sus derechos humanos y principalmente avanzar hacia un modelo de identificación descentralizada.
En ese sentido, el trabajo de identidad digital descentralizada o soberana requiere de innovar en el entramado jurídico actual y generar las condiciones para implementar una nueva forma de ejercer la ciudadanía con respecto a la identidad y la constante necesidad de su comprobación de su para vivir en lo público.
Autor
Sergio Araiza, Líder de crecimiento en OS City
